lunes, 8 de diciembre de 2014

COMENTARIO DE CINE: HERIDA






Esta película de Louis Malle protagonizada por Juliet Binoche y Jeremy Irons como actores principales, nos muestra el nacimiento y desenlace de una pasión que roza temas incestuosos, con un desenlace sorprendente y trágico. El argumento gira alrededor de un político inglés, Stephen, con una brillante carrera y vinculado a Bruselas, que vive con su mujer, Ingrid, su hijo Martyn y su hija Sally. Su vida se desarrolla de acuerdo a unas rutinas conocidas, y sus vínculos parecen bastante fríos y sobre todo muy tradicionales. Al principio de la película, cuando Stephen llega a su casa después de una reunión con el Primer Ministro, que le elogia una intervención suya en el parlamento, saluda a su mujer. Ésta le pregunta qué le ha dicho el Primer Ministro y él le contesta que le había preguntado si para él significaba algo el poder y ante la pregunta de su mujer acerca de qué había contestado, él le responde que lo de siempre, que para él era más importante su familia. Sin embargo, al llegar al salón vacío, mira alrededor con una mirada de añoranza que desmiente su declaración anterior. Es evidente que no está satisfecho con su vida. Su hijo parece ser su contrapunto y el representante de todo lo que Stephen desearía para sí mismo. Martin es un joven cálido de quien su padre hace un comentario que lo coloca como un pequeño Casanovas, cuando su esposa le comenta que su hijo tiene una nueva novia, que no entiende como ellas no se dan cuenta que sólo quiere tirárselas. En una recepción formal a la que acude Stephen, coincide con la novia de su hijo, Anne. Ella se presenta diciendo quien es, interrogada por Stephen le dice que no hace mucho que conoce a su hijo, sólo dice eso y se queda mirándolo de una manera muy intensa, durante un largo rato, manifestando inequívocamente su atracción por él. Sabiendo que es la novia de Martin, él se queda muy perturbado. Cuando se presentan a la casa familiar Martin y Anne, se produce entre ella y Stephen una situación tensa pero cómplice, por descontado secreta, para la madre de Martin y para el mismo. Al día siguiente cuando Stephen está en su despacho, Anne lo llama, solo le dice quien es y se queda callada. Él le pide su dirección, va a verla. Ella lo espera directamente en el dormitorio y sin mediar palabra alguna, tienen una relación sexual muy apasionada.
A partir de ese paso al acto, las historias se vuelven muy complejas entre ellos, pero a medida que vamos conociendo detalles de la vida personal de cada uno de ellos, comenzamos a entender que las verdaderas causas de su fascinación responden a otras escenas de cuyos personajes ellos son herederos sin saberlo. Me recuerda un comentario freudiano que dice que en toda relación íntima hay al menos cuatro personajes.
Comienzan una relación muy difícil de sostener, de citas a escondidas, subterfugios, mentiras, donde cada uno va desvelando deseos diferentes que complican todas las relaciones  que mantienen. En una cena familiar donde festejan un nuevo trabajo de Martin, Anne explica que sus padres eran diplomáticos, que han vivido en muchos países diferentes, que su madre vive actualmente con su cuarto marido. Interrogada por la madre de Martine  acerca de si es hija única, ella dice que tenía un hermano. Sally le pregunta si está muerto. Y Anne le dice que se suicidó por amor. La madre de Martin tiene una expresión que no puede ocultar su desagrado por Anne, al salir le comenta a su marido que no se fía de ella. Stephen alega un motivo laboral y se va solo, a ver a Anne. Allí tienen otra vez relaciones íntimas donde Stephen se muestra muy agresivo en su manera de tratarla sexualmente, donde se mezcaln de forma ambivalente el deseo y la rabia. Le pide luego que le hable de Aston, su hermano muerto. Ella declara que su hermano y ella estaban muy unidos, que solo se tenían el uno al otro, dado que como sus padres eran diplomáticos, cambiaban cada dos años de residencia, lo que implicaba aprender nuevas lenguas cada vez, adaptarse a un ambiente diferente. Sólo se tenían el uno al otro, lo que provocó un apego especial entre los dos hermanos hasta que él no soportó que Anne se hiciera mayor, no quiso soltarla y se suicidó por eso, razón por la cual ella teme la posesión. Se lo dice a Stephen muy claramente y además le advierte que la gente herida es muy peligrosa porque sabe que puede sobrevivir. Dos advertencias que Stephen, obsesionado como está por ella, no puede escuchar y pasando por alto  el temor de ella a la posesión y le pide que se vaya con él a Bruselas el fin de semana. Anne le pide que por favor, deje las cosas como están, que no quiera cambiarlas. Ella se va a Paris con Martin, Stephen se entera por su mujer de ese viaje y estando en su trabajo en el parlamento de Bruselas, aprovecha una pausa de dos horas y viaja en tren a Paris. donde localiza el hotel donde están Anne y su hijo, la llama, la cita con él en la calle y tienen una relación sexual en un portal, donde Stephen desesperado le dice tienes que ser mía. No puedo ver más allá de ti.  A lo que ella responde con cariño que él nunca ha visto gran cosa, le dice que tiene que volver con Martin, y le pide que por favor, no los siga. Obsesionado como está por ella, tiene la audacia de alojarse en el mismo hotel, por un día, con la desagradable coincidencia que a la mañana siguiente desde su habitación ve a Anne y a su hijo desayunando juntos y en un segundo momento, abrazándose. Stephen intenta desayunar y hacer el esfuerzo de aceptar ese triángulo, pero no puede ni comer y se retuerce en la cama de dolor. De regreso en Londres, la llama a Anne para decirle que tienen que verse, a lo que ella se muestra muy dispuesta y en un parque tiene lugar este interesante diálogo:
Stephen: He pensado en lo que tenemos que hacer.
Anne: ¿Hacer?
Stephen: Tengo que dejar a Ingrid. No hay duda. Es lo mejor para todos. No aguanto más. No puedo seguir así. Recuerda lo de Paris. Como me comporté. Nunca había sentido nada igual. Necesito poner mis sentimientos en orden. Sé que será duro para Martin. Te aprecia.
Anne: me ama.
Stephen: Sí, lo sé. Pero es joven, lo superará.
Anne: Es tu hijo, te odiará, ¿quieres perder a tu hijo? ¿Estás dispuesto a dejar a Ingrid? Una vida agradable. Lo que dices no tiene sentido.
Stephen: ¿Como lo sabes?
Anne: En el fondo no lo quieres. ¿Quieres desayunar conmigo, leer el periódico conmigo, y por qué dejar a Ingrid?
Stephen: Por ti, Para tenerte a ti,
Anne: A mi ya me tienes. ¿Cuando puedes verme? ( Su mirada es tranquila y serena. Denota placer)
Stephen: el jueves a las cinco. (La mirada de él denota frustración y resignación momentánea).

Interesante desencuentro de deseos y maneras de posicionarse subjetivamente en esta relación. Dos concepciones muy distintas del tener. Para él tenerla significa poseerla de un modo absoluto, excluyente, muy pasional. Para ella en cambio, tenerlo significa algo mucho más parcializado. Él no ve más allá de su obsesión y olvida todo lo que sostiene un amor real. Ella en cambio, es mucho más realista y está advertida de las consecuencias de un amor ciego y pasional como el que tuvo su hermano por ella, lo que lo llevó al suicidio. Pero la seduce la pasión que Stephen siente por ella. Le recuerda que lo temido de la pasión es al mismo tiempo lo que a ella le resulta más familiar en el amor. Stephen representa el lado pasional del hermano muerto  con sus celos, sus exigencias posesivas. Martin representa el hermano que ella hubiera querido seguir teniendo de mayor, contar con un amor de hermano que la sostuviera, que la acompañara y la dejara libre de desear a otros. Es en esa encrucijada que está atrapada Anne. Pero a la vez, percibe con mucho realismo la situación real de la vida de Stephen, que es un político exitoso, de prestigio, con una vida consolidada al mejor estilo burgués, Duda de que él quiera de verdad dejar su vida confortable y no quiere ser arrastrada al mundo al que él seguramente la querría llevar. Una pareja tradicional y una vida tradicional burguesa. Es lo opuesto de lo que Anne ha vivido y conoce. Lo que nos recuerda que el amor no sólo se sostiene de sí mismo.

Se vuelven a ver el día que habían quedado y cuando Stephen acude a la cita, ella está con un amigo, Peter. Stephen se muestra muy decepcionado y no disimula su fastidio y su mirada de reproche a Anne, hace que ésta explique que Peter no ha cambiado, que siempre se presenta sin avisar. Finge que va a encontrar un libro agotado que Stephen ha venido a buscar para dar una explicación frente a Peter de su presencia allí. Mientras Anne busca el libro, Stephen interroga a Peter si es amigo de Anne y éste le dice que sí, que han pasado mucho juntos y que ella es su mejor amiga. Le dice que conoce a su hijo y le comenta que Anne se toma muy en serio la relación con Martin, que lo quiere porque él sabe tratarla, darle la libertad que Anne necesita. Confiesa que él nunca pudo. Espera que Anne pueda ser feliz. Que Dios sabe que se lo merece. Stephen asiente pero encaja todo esto mal aunque con mucho disimulo.
Peter puede ver a Anne, empatizar con lo que ella siente y necesita. Stephen es incapaz de ver más allá de su deseo por ella. 

Cuando Anne vuelve con el libro, Stephen se va y se queda esperando en la calle escondido hasta que ve salir a Peter. Vuelve a la casa furioso y la interroga acerca de él. Anne le cuenta que lo conoció cuando murió su hermano, que nunca dejará de verle. Los padres de ambos eran amigos y Peter vivía como ellos. Y a continuación le relata una historia trágica que permite entender el amor de Anne por Martin. Cuando ella tenía quince años, Peter la llevó a bailar y la besó. Aston, su hermano, los vio desde la ventana y se puso furioso, quería dormir con ella en su cama y ella lo echo  y no le abrió la puerta del dormitorio, Aston le gritaba, "te follará, te follarán todos" y le insistía en que le abriera la puerta. Ella no lo hizo, estuvo durante horas escuchándolo hasta que se durmió. Al día siguiente oyó llorar y entró a la habitación de su hermano. Allí vio que se había cortado las venas. Ella tomó su cabeza mojada bañada en sangre. A ella y su madre las llevaron a casa de Peter. Con su camisón manchado de la sangre de su hermano supo que tenía que hacerlo y le pidió a Peter que la follara. Todo esto lo relata Anne con mucha angustia. La reacción de Stephen es querer poseerla. Tiene que vencer cierta resistencia de parte de ella y tienen una relación sexual.
Una imagen metafórica del amor ciego, lo ofrece el abrazo amoroso de los amantes donde ambos se tapan uno al otro los ojos con las manos.

En otra ocasión donde coinciden todos en un fin de semana en la mansión de Edward, padre de Ingrid,ella está celosa porque acude Martin con Anne sin haberle consultado que iría con ella y declara que Anne le saca lo peor de sí misma. Edward, el padre de Ingrid en cambio, muestra mucha simpatía por Anne. Le va mostrando su mansíón, le dice que perteneció a su familia desde hace doscientos años. (Contraste evidente con la vida de Anne que sólo vivió dos años en el mismo lugar y con una madre que se divorció 3 veces.) Cuando Anne le comenta a Martin que el sitio es precioso, él dice que no le gusta mucho porque lo obligaban a pasar sus vacaciones allí, que la compañía era agradable pero su niñez no lo fue.
Martin:  aquí no fui feliz, mi infancia era demasiado perfecta en la superficie, todo estaba bien, pero nunca se hablaba,  no había preguntas y eso no era sano. Es bueno tener raíces pero las raíces no bastan cuando falta algo.
Stephen: ¿como qué?
Martin: calor supongo, pasión.
Madre de Martin: supongo que será por mi culpa.
Martin: no, en todo caso de papá.
Stephen (se queda en silencio).
Cuando Martin anuncia que se casará con Anne, se produce un schok tanto en la madre, a quien no le gusta Anne y evidentemente en Stephen que no puede disimular su sorpresa y su dolor. Intercambio de miradas entre Stephen (dolorido) y Anne (reafirmada). A pesar de todo, la madre formalmente felicita a su hijo. En una partida de billar entre el padre e hijo, Martin se disculpa con su padre diciendo que lamenta lo que le dijo en la cena, sabe que le provocó dolor y en cambio en ese momento se siente muy cerca de él. Stephen le pregunta cuando le pidió a Anne que se casara con él y si ella aceptó enseguida. (Pregunta que quiere medir el grado de implicación de Anne con su hijo y a la vez, a quien de los dos pertenece ella más. Es la lógica de la posesión la que no entiende que no se trata de más o menos sino de diferentes implicaciones a las que Anne no puede renunciar). Su hijo le contesta que ella sí aceptó enseguida. Sabe que a su madre le preocupa Anne y también que se casara con quien fuese, a su madre le caería igualmente mal. Stephen le dice que es por la carga que él se va a echar encima, pero Martin le contesta que eso justamente es lo que le atrae.
Stephen: No trato de impedírtelo. Me gusta Anne, pero ¿realmente quieres casarse con ella, estás tan seguro como para eso?
Martin: Me atrae mucho Anne, la tristeza que hay en ella, sé que puedo ayudarla.
Stephen: hablas como una enfermera.
Martin: tú no puedes entenderlo. entre nosotros hay algo especial cuando estamos solos, No hay nadie igual. Lo sabrías si nos vieras.

Esa noche Stephen escucha a Anne pasear por el pasillo y sale a verla, ella lo lleva a su habitación, tiene una mirada amorosa con él y le hace una felación. Todo sin palabras de parte de ninguno de los dos. Su hija Sally, lo ve salir de esa habitación, lo que hace que Stephen se sienta obligado más adelante a darle una explicación de su presencia en el cuarto de Anne, explicación forzada y poco creíble, que a juzgar por la actitud de Sally, no resulta nada convincente, pero ésta calla.
En una cena familiar donde está invitada la madre de Anne, hablan de la boda, aquella dice que está encantada de ver a Anne puesto que no la ve a menudo y por eso se emociona cuando eso sucede y por supuesto por Martin, aunque éste no sea el tipo de Anne. Interrogada por la madre de Martin, contesta:
Madre de Anne: No sé si debo decirlo, el primer novio de Anne sentó un poco el modelo, atormentado, difícil. Los otros le siguieron.
Martin: ¿se refiere a Peter?
M. de A:
Martin: le conozco. es muy simpático.
M. de A.: le echo de menos.
(Ingrid hace un esfuerzo por vencer su irritación y su disgusto y muy a la manera inglesa de ocultar los sentimientos, pregunta como está el salmón. Stephen le sigue el juego) Anne tranquiliza a su madre y le dice que todo va bien.
M. de A.: Cuando Peter y Anne rompieron él se casó con una abogada. Una chica guapísima. Sólo duraron ocho semanas. Yo no puedo presumir. Mi record es mucho mayor. He estado casada cuatro veces. Y casi otra vez en Reno, cuando llegamos a la capilla me eché atrás. De otro modo habrían sido cinco. Claro, hemos sufrido mucho. Anne se lo habrá dicho. Lo de su hermano. Naturalmente me ha sorprendido, tenía que sorprenderme al ver a Martin, se parece tanto al hermano de Anne. No sé si se han dado cuenta. (Toda la familia está muy violenta con esas revelaciones tan faltas de tacto por parte de la madre de Anne, Ésta intenta frenar a su madre, quien no acusa recibo y sigue diciendo que Aston no era tan guapo.
Anne: Madre, ¿por qué siempre lo empeoras todo? ¿No ves que ya es bastante difícil? ¿Necesitas recordármelo?
M. de Anne: Oh, lo siento, quizá no deberíamos vernos. (El resto de la familia está schokeada)
Anne: No importa madre, no pasa nada (al borde del llanto).
Cuando Stephen acompaña a la madre de Anne en un coche, ésta le dice
M. de A.: No les he caído bien. Yo estaba muy nerviosa.
Stephen: nos ha encantado conocerla.
M. de A.: Pero ya no estoy nerviosa. Esta es una oportunidad para Anne. Con Martin puede comenzar una nueva vida. Sería una pena que algo se lo impidiera.
Stephen: no sé a qué se refiere.
M. de A.: Creo que sí lo sabe. Le he observado durante la comida. No puede ni mirarla. Apártese de su camino. Se lo ruego, por favor. (Cuando llegan a la estación, ella dice) No volveré a hablar de esto.
Stephen está mudo. Pensativo, De camino de vuelta, para el coche y llama por teléfono a Anne diciéndole que no diga nada, que la deja, que eso tiene que acabar. Los dos saben que es lo mejor para todos. Y cuelga. Anne se queda paralizada. Acto seguido Stephen va a ver a su hijo a su trabajo. Mientras lo espera ve una foto de la salida al campo donde están los tres: Stephen, Anne y Martin. Su hijo lo sorprende mirándola y le dice que puede quedársela.
Martin: ¿qué te trae por aquí?
Stephen: nada, un sentimiento. La sensación de que no he actuado bien. ¿Recuerdas lo que dijiste en Hartley sobre la pasión? Tenías razón. Yo era distante. Sé que lo era. Pensaba que uno podía controlar su vida. Pero no es así. Hay cosas que no se pueden controlar.
Martin: Así es.
Stephen: De algún modo uno lo sabe. Vengo a desearos buena suerte.
Martin; te lo agradezco mucho.

Stephen se siente atormentado por su renuncia a Anne y por la culpabilidad que siente frente a su hijo. Éste no puede menos que estar sorprendido por la aparición de su padre en su trabajo para hacerle esas declaraciones. Podríamos pensar que si no fuera porque es una parte muy implicada en ese triángulo amoroso del que participa sin saberlo, las declaraciones de su padre en ese momento deberían haberle hecho pensar que algo raro sucedía. Pero continuó con su trabajo.
Stephen se queda pensativo en su oficina, es de noche, su mujer lo reclama para cenar y él se disculpa diciendo que están todos ahí para acabar un informe, pero todos resulta que están en su casa esperándolo para cenar. Queda en evidencia que le está mintiendo. Al llegar a su casa, al verlo metido en la bañera con aire pensativo y atormentado, su mujer le dice:
Ingrid: Edward  me ha dicho que te ofrecerán el Ministerio de Sanidad en el Gabinete.
¿Lo aceptarás?
Stephen: No lo sé.
Ingrid: ¿por que?
Stephen: No lo sé, tal vez sea por lo que tú dices siempre, que no quiero llegar a la cima.
Ingrid: ¿Eso es todo?
Stephen: No, pero no puedo explicártelo.

La ausencia de Anne resulta insoportable para Stephen y no puede evitar llamarla a su casa. Pero atiende el teléfono Martin y Stephen cuelga, pero Anne supone que es Stephen quien ha llamado y le manda a su trabajo un paquete que lleva dentro una caja con una llave y una dirección. Stephen acude al sitio y se encuentra con un apartamento adecuado para ser un lugar de citas. Evidentemente Anne lo ha alquilado para ellos dos. La relación que tienen ambos no necesita de demasiadas palabras para entenderse profundamente desde los afectos y el deseo.  

En una escena posterior, están Anne, Martin e Ingrid planeando detalles de la boda y en el momento en que entra Stephen, Anne lo ve y él se acerca a los labios la llave del piso que ella le mandó. Ingrid y Martin se van a discutir la lista de invitados a otra parte y cuando se quedan solos ella le dice:
Anne: ¿crees que me casaría con Martin si no pudiera verte?
Más tarde, ambos se dirigen a la cita en el apartamento. Ella lo espera con mucha ilusión, lleva flores, abre la cama y se sonríe. El llega corriendo y por primera vez en toda la película, desde la declaración de ella en su casa y la complicidad de compartir un piso secreto para verse,  su cara expresa felicidad. Tan urgente es su necesidad de llegar que al abrir la puerta se deja las llaves colgando de la cerradura del lado de fuera. Las escenas entre ellos son muy amorosas y llenas de deseo y ternura.
Mientras tanto Martin ha llamado a Anne a su trabajo y le han comunicado que ella ha salido. Parece que tenía que decirle que la habían llamado para arreglar un problema del apartamento que ella alquiló, del que Martin no sabe nada.  Acude intrigado a la dirección que le han dado. Sube muy intranquilo a ese apartamento del que nada sabía. Al llegar oye gemidos inconfundibles que le hacen abrir la puerta cuya llave está puesta del lado de fuera  y  se encuentra a su padre y a Anne en plena relación sexual. Cuando lo ven, todos se quedan paralizados. Su padre lo nombra y sale de la cama. Martin se queda tan anonadado, que retrocede con espanto y choca con la barandilla de la escalera, que al ser tan baja, lo hace caer desde ese piso tan alto y se mata. Stephen baja corriendo desnudo a abrazar a su hijo muerto mientras Anne llorando en silencio imagina la escena, repetición de otra anterior, el suicidio de su hermano. Ahora la pérdida de Martin. Baja la escalera lentamente, Se detiene a mirar al padre y al hijo abrazados y desaparece del lugar.

Un inciso pertinente: ¿realmente querían mantener en secreto esa relación? ¿realmente Anne quería seguir sosteniendo ese triángulo? Porque hay dos actos fallidos por parte de Stephen y de Anne. Él se olvida la llave puesta fuera de la habitación. Ella da el teléfono de su casa, donde Martin acude y atiende el teléfono, para que vayan a arreglar una avería del apartamento. ¿No hubiera sido más adecuado para mantener un secreto que ella hubiera dado el teléfono de su trabajo para que Martin no se enterara por si la llamaban para el apartamento? El deseo es algo que no se puede gobernar, más bien nos gobierna. Y en la historia de Anne, como bien percibió su madre, la marca erótica que movía su deseo era el hombre atormentado, que encontró en Stephen su objeto. Y en el caso de él, su vacío emocional, su añoranza de pasión que nunca había vivido, encontró en Anne, lo que le faltaba para sacudir su controlada existencia y brindarle la pasión que necesitaba.
Llega una ambulancia a llevarse a Martin y también la policía, que interroga a Stephen. Queda en evidencia que él tenía una relación con la novia de su hijo y le pregunta si su hijo lo sabía, si tenían cuidado para que no lo supiera. La misma pregunta que podemos hacernos nosotros por los actos fallidos de ambos. También le preguntan donde está ella. Sugerente, porque Stephen recién entonces parece darse cuenta que ella no está. El asunto toma una trascendencia pública, él es un político importante. Su mujer se entera de todo y cuando llega a su casa, él la encuentra con la cara golpeada y pregunta:
Stephen: ¿Qué te ha pasado?
Ingrid: El dolor era insoportable y me he golpeado.(...). ¿por qué no te mataste cuando empezó todo?
¿Pensabas seguir así? ¿Cada día?
Stephen: Sí.
Ingrid: ¿Pensabas seguir así en el futuro, traicionándonos cada día? Tú no eres un hombre malvado. Debiste matarte. Así habría podido llorarte. Hubiera podido enterrarte. Habría sido duro pero habría llorado. (Está muy furiosa con él y llora desesperada. Él al verla así intenta tranquilizarla ofreciéndole una pastilla tranquilizante, pero ella se niega) No quiero pastillas, quiero que me devuelvas a mi hijo, Martin, Martin. Devuélveme a mi hijo ( expresa gritando furiosa y golpeando a su marido).
Stephen: Tu hijo ha muero. Cárgame su muerte a mi. Dame su muerte a mi. (Una escena de un indescriptible sufrimiento tanto de  Ingrid que llora desesperada  como de Stephen que está destruido por la culpa.)
Pero ¡por qué dice tu hijo, en vez de nuestro hijo? ¿Por qué reclama para sí su muerte? ¿Es que tenía la percepción de que ella era la única que poseía la vida de su hijo  y a él no le quedaba más que conformarse con su muerte?
A la mañana siguiente, Ingrid se despierta y Stephen está sentado en una silla al lado de su cama. Ella le dice:
Ingrid: es cierto, no? Lástima que nos conocimos. Creo que para cada uno solo hay una persona,
para mí era Martin, para ti Anne y para Anne ¿quien?
Esta declaración no la hace a ella muy diferente a su marido en su deseo de absoluto. Además le devuelve el golpe donde más le duele pues le hace dudar de que Anne quisiera a alguien por estar relacionándose con los dos. También puede comprenderse la soledad de Stephen que encontró en la frialdad de su mujer para con él la horma de su zapato para mantener su vida bajo control de las emociones, hasta que éstas lo desarmaron, como le confesó a su hijo en aquella ocasión en que fue a verlo a su trabajo.
Ingrid: ¿Me has querido alguna vez? (Se va desnudando y le dice:) ¿Y esto, no te bastaba? Hace un momento pensaba hacer el amor contigo. (Lo mira con desprecio, que él aguanta estoicamente).
Ella en ese momento degrada el deseo para reducirlo al mero acto sexual dejando fuera la riqueza que el deseo le proporciona a la ilusión. Dejando fuera incluso su propia frialdad con él. La fuerza dramática que le da la muerte de su hijo es un buen recurso para culparle solo a él del desenlace de los acontecimientos dolorosos.
Él presenta su dimisión para proteger a su familia y a sus colegas. Y va a buscar a la madre de Anne para preguntar donde está ella. Su madre le dice que ya trató de advertirle. Que puede imaginarse que volverá con Peter. Cuando él está punto de irse, se vuelve y sospecha que Anne está allí. Entra en una habitación y la ve. La mirada de ella es desolada. 
El oscurecimiento de la imagen es una metáfora del eclipse de su relación. El remordimiento, la culpa, la repetición de la historia trágica del destino de su hermano con la muerte de Martin volvieron imposible cualquier posibilidad de lazo entre ellos.
La película acaba con una imagen de Stephen caminando por una isla griega, que parece Rodas, con una estética totalmente informal, cargando una bolsa de alimentos, y una voz en off que nos comenta las reflexiones de Stephen: Qué poco tiempo lleva retirarse del mundo. Viajé hasta que me hice una vida propia. Es imposible saber qué nos hace como somos. Imposible saberlo. Cedemos al amor porque nos revela algo de lo desconocido. Lo demás no importa. Al final, no importa.
Una alusión inconsciente a la dimensión narcisista presente en el amor.
Cuando llega a su casa, una especie de cueva, muestra lo poco que come, abre las ventanas para que
iluminen la foto que su hijo le regaló donde estaban Anne, Martin y él mismo, ampliada y ocupando una gran parte de la pared, se sienta frente a la foto con una mirada tremendamente triste y recuerda mirando a Anne en la foto: Solo la vi una vez más. Fue por casualidad. En un aeropuerto, cambiando de avión. No me vio. Iba con Peter. Llevaba un niño en brazos. No era distinta de las demás.
¿Acaso un presentimiento de que todas las demás son como su mujer, quien fiel a su creencia de que solo había una persona en la vida de cada uno, amaba sólo a su hijo? Por eso, cuando descubre con crudeza lo que antes era desconocido, dice que al final, lo demás no importa.



CLAUDIA TRUZZOLI