jueves, 29 de mayo de 2014

A MI HIJA

A MI HIJA

No dejaré que mi herencia
falta en bienes materiales
te deje desprovista de valores,
tengo las manos llenas de ellos
para pasarte el testigo,
aunque tú en ese aspecto
eres rica por mérito propio.
Hija mía, pilar fundamental
que sostiene mi existencia
simplemente con saber que existes.
No encuentro palabras adecuadas
para reconocer la importancia
de tu presencia en mi vida.
Observo como vives la tuya,
trato de estar cuando me necesitas
y no interferir tus movimientos
cuando mi presencia sería molesta,
inoportuna, o no deseada.
Me siento tu amiga, ahora
que las dos somos adultas,
me llena de orgullo pensarte
solidaria, compasiva, tolerante
con una despierta inteligencia
no negadora de las emociones
y una gran lucidez para la crítica.
Te quiero con una profundidad
que va más allá de mis raíces
para entregarte al mundo
que es al que te diriges.
Siento no haberte dado más
cuando más me necesitabas,
eras una pequeña adulta entonces
y yo una niña en un cuerpo grande.
Nunca me perdonaré no haber podido
contener ese enorme caudal amoroso
que me ofrecías con tu ternura,
sin caprichos, sin exigencias.
Ojalá pudiera desandar el camino
y ofrecerte la niñez que te debía,
pero me consuela, aunque a medias,
saber que a pesar de esas ausencias
el rencor no ha germinado en tu alma
y si lo ha hecho en su momento
lo transformas hoy en solidaridad
comprensión y me perdonas
lo que yo nunca me podré perdonar.
Solo me consuela, aunque a medias,
saber que de mis omisiones y mis faltas, .
ha nacido la libertad que te regalo
para que vivas con plenitud tu propia vida
acompañada de la pareja
 que te quiere, te acompaña y te mereces.

CLAUDIA TRUZZOLI
25 de mayo 2014

miércoles, 28 de mayo de 2014

COMENTARIO DE CINE.: MATTERHORN


 

MATTERHORN

Una película que sorprende. Desde el inicio vemos a un caminante solitario, Fred, cuya expresión es de una profunda depresión. Su casa está en un pueblo cuyos habitantes llevan su existencia reglada por una estricta moral ccalvinista, donde nada parece dejar lugar a la espontaneidad, o a la sorpresa. Hasta las horas del desayuno, del almuerzo, están pendientes de la puntualidad horaria que controla con el reloj de la sala. Ni un minuto antes ni un minuto después para bendecir la mesa y autorizarse a comer. En una ocasión que mira por la ventana, ve a un hombre, Theo, que está pidiendo dinero a su vecino. Sale precipitadamente y le advierte a su vecino que también le pidió a él dinero a él, el día anterior, con el supuesto de que su coche se había quedado sin gasolina. Lo emplaza a comprobar donde está el coche, constatando que miente. Fred le pide a Theo que le devuelva su dinero y como no lo tiene, le hace limpiar la entrada de su casa para que se lo gane. Lo invita a comer, previa ceremonia de rezos y es muy poco generoso en lo que le ofrece. Pero paradójicamente, lo deja dormir en su casa y poco a poco comienza a darle cuidados, lo higieniza, le presta ropa suya. El vecindario comienza a sentir cierto resquemor por la presencia de este extraño en casa de Fred y sospecha cierto vínculo homosexual entre ellos. Cuando lo lleva a misa, su vecino los mira de una manera rígidamente censuradora.
La convivencia entre ambos hombres va haciéndose más familiar y más cercana. Fred es viudo, ha perdido a su mujer en un accidente de tráfico y su hijo ya no está con él. Esta ausencia es una incógnita que solo se desvelará hacia el final de la película. Theo es un hombre extraño, casi no habla, tiene una mirada penetrante pero inexpresiva, repite con el monosílabo sí a cualquier pregunta que le hace Fred. Se muestra especialmente cariñoso con unas cabras que ve al bajar del autobús, a las que imita, como también a otros animales, lo que llama la atención de una familia que lo quiere contratar para el cumpleaños de su hija. Fred ve la ocasión de ganar un dinero y se convierte en su manager. Esa ocasión da lugar a que otros los contraten y van ganando dinero que Fred atesora secretamente en una caja que esconde en la sala de su casa. Poco a poco, esta familiaridad que le procura la compañía de Theo va dando lugar a una petición extraña. Le pide que se vista con la ropa de su mujer y que baile. Mientras lo observa, delira que es ella la que está bailando con él y cuando vuelve a la realidad se aparta bruscamente de su acompañante, a quien también aparta cuando Theo lo quiere abrazar.  
A la mañana siguiente a esa noche de borrachera de Fred, Theo intenta jugar al futbol con unos chicos que están en la calle, pero como va vestido de mujer como la noche anterior, los adolescentes se divierten a costa del extraño Theo.Cuando Fred lo ve, sale a buscarlo y uno de los muchachos lo llama homo. Éste se vuelve y lo golpea y si no fuera por la intervención de su vecino, lo hubiera matado. Recibe luego una visita del párroco de la comunidad y de su vecino que le sermonean y le indican que debe dirigirse a Dios, librarse de las tentaciones, a lo que Fred responde diciendo que Dios no ha hecho nada por él y los despide.
Un personaje que aparece es la mujer de Theo, contenta por haberlo localizado, le explica a Fred que Theo siempre se escapaba de casa después del accidente de tráfico que tuvo y quedó cerebralmente dañado. Acompaña hasta su casa a ambos y cuando percibe que Fred se hará cargo de Theo, le lleva en un sobre los ahorros que le correspondían de sus bienes gananciales. Es generosa con Fred, lo acompaña una noche a un pub donde canta su hijo y en el camino Fred le cuenta que echó a su hijo de su casa por ser homosexual. Una vez en el pub, su hijo vestido como un divo, canta una canción en la que desvela su homosexualidad. Su padre, hace un esfuerzo enorme para aceptarlo, está a punto de irse, la mujer de Theo se lo impide y poco a poco, superando su vergüenza, va mirando a su hijo de manera más sensible hasta que grita su aceptación al final.
Matterhorn es el nombre de una montaña que tomaba un valor simbólico para Fred y Theo. Es el lugar donde van a celebrar oficialmente el matrimonio blanco que han hecho en una ceremonia privada en la iglesia del pueblo, y se abrazan en un sitio que según ellos está más cerca del cielo.
La película podría haber ahondado más en esta parte, que es la más profunda argumentalmente, justamente porque enseña que el amor entre estos dos hombres respondía a una poderosa necesidad de compañía, no a un vínculo homosexual. Es un placer verla porque desnuda también las máscaras de los beatos, cuando en nombre de la santidad y la virtud, quieren prohibir que Fred viva su relación y los motivos de esa prohibición eran principalmente los celos inconfesables de su vecino, que era quien más promovía que esa relación terminara. Éste tenía relaciones con la mujer de Fred antes de que él apareciera en escena y ella se casara con él. Luego repite la misma situación con Theo, quien también se va con Fred. Son amargas palabras las que le dice su vecino cuando le reprocha que por segunda vez le roba a quienes quiere. En una época en que la tendencia al pensamiento único estimula con fuerza la necesidad de encasillar las identidades en etiquetas claras que no admitan confusión, esta historia aporta un estimulante aire fresco. Vale la pena verla, hay imágenes que hablan con mucha más fuerza que las palabras para describir la fuerza emotiva de la película.

    CLAUDIA TRUZZOLI
   25 de mayo 2014
          

domingo, 25 de mayo de 2014

TATUAJE EN LA MEMORIA

TATUAJE EN LA MEMORIA


Mis senos reclaman tus caricias,
mi boca ansía tu aliento
respirando el fuego
que me une a ti en el beso,
en el abrazo apasionado,
en el goce de tu sexo,
en la noche sin dormir
para devorar el tiempo.
Llega la tarde y con ella
tu ausencia,
vacío que llena la memoria
con tu impronta,
cada rincón de mi cuerpo
con tu huella
como si fuera un tatuaje
que vistiera mi piel blanca
con los sueños olvidados
de un lejano pasado,
que hoy reaviva feliz
la juventud perdida
que renace en este encuentro.

CLAUDIA TRUZZOLI
25 de mayo 2014

viernes, 16 de mayo de 2014

COMENTARIO DE TEATRO : EL ZOO DE CRISTAL

EL ZOO DE CRISTAL
 
Una más de la excelente producción literaria de Tennessee Williams, llevada al teatro en esta ocasión por Miriam Iscla, Dafnis Baldus, Meritxell Calvo y Peter Vives y dirigida por Josep Maria Pou. Esta obra está ambientada en la época de la Gran Depresión en Estados Unidos, época que impuso grandes limitaciones económicas y que llevó a talentos como el de Tennessee Williams a tener que dejar sus estudios universitarios para trabajar en una fábrica de zapatos. Hecho que se refleja en el argumento de la obra, que recoge parte de la biografía del autor, que también incluye a su hermana, pues el traslado a la ciudad de Sant Louis fue difícil tanto para él como para ella. La madre en la obra juega un papel muy importante como portavoz de la angustia frente a la escasez y falta de medios tanto de ella misma como de la hija, quienes dependen para su mantenimiento exclusivamente del trabajo del hijo, que es quien se ve forzado a renunciar a sus talentos naturales como escritor para llevar una existencia angustiada y anodina en la fábrica donde está empleado. La hermana vive acomplejada y sofocada por una madre dominante que es incapaz de infundirle confianza, más bien con sus exigencias se muestra ciega a las limitaciones de su hija, lo que la hace aún más vulnerable. Abandonada por su marido, no quiere para su hija un futuro inseguro, quiere a toda costa casarla, para asegurarla y asegurarse una estabilidad y tranquilidad económica, por lo que presiona al hijo para que no deje su trabajo aunque éste para soportar  su angustia, sale todas las noches a evadirse con películas que le muestran existencias de héroes que viven la vida que a él le gustaría vivir. Y bebe, lo que le recuerda a la madre, el parecido de su hijo con su padre, y teme que también las abandone por lo que ejerce una presión asfixiante sobre él y sobre su hija para empujarlos en la dirección que le asegure que no serán abandonadas. Cuanto más insiste en esta actitud más aumenta el deseo del hijo de dejar su casa, añorando una vida propia, deseo que es incapaz de tener su hermana que para sostenerse mínimamente en algo placentero se refugia en un mundo propio hecho de miniaturas de animales de cristal, a los que recurre cada vez que se asusta. Un amigo del hermano, compañero de trabajo de la fábrica, es un antiguo alumno del colegio al que ella asistía cuando era adolescente y del que se había enamorado, es invitado a comer en la casa. La madre lo convierte en su fantasía en un pretendiente de la hija y se comporta con él de manera muy aduladora, haciendo gala de una seducción que la retrotrae al recuerdo de sus años jóvenes cuando decía estar rodeada de pretendientes. Es incapaz de ver la realidad, ciega como está por la necesidad de asegurarse un sostén en la existencia de su familia.Su papel en la obra está excelentemente interpretado por Miriam Iscla, magnífica actriz que nos hace sentir toda la asfixia de una mujer dominante que no admite réplica a sus deseos. Meritxell Calvo también interpreta un papel muy difícil puesto que todo el tiempo tiene que manifestar un temblor corporal producto del miedo, una cojera y la  angustia de verse forzada a asumir un deseo materno que no puede sostener y que aplasta la posibilidad de tener el suyo propio. El supuesto pretendiente nos da una lección importante acerca de la fuerza que se puede trasmitir a cualquier persona insegura cuando alguien confía en ella. Pequeño respiro que dura poco porque les comunica que está comprometido y a punto de casarse, lo que derrumba las ilusiones o de la madre de casarlo con su hija y de ésta última que por un momento había creído que podían relacionarse.El hijo sostiene su malestar, que es íénnmenso, en parte evadiéndose y en parte dando lugar a su deseo, escondiéndose en la fabrica par escribir. Se rebela frente a este hecho y piensa en fugarse como hizo su padre, siendo esta identificación la que le permite asumir que se trata de su vida y no quiere sacrificarla más de lo que ya lo ha hecho, pero que no deja de reconocer que se siente nostálgico por la pérdida de la relación con su hermana, en unas palabras que manifiesta y que conmueven: "me he descubierto más fiel d elo que pensaba", cuando la recuerda.
Tennessee Williams es especialista en tratar las temáticas subjetivas que desvelan el lado oscuro del deseo y que forman parte de lo no dicho en las relaciones convencionales y políticamente correctas. Ejemplo de ello es esta obra y otras como Un tranvía llamado deseo, La gata sobre el tejado de zinc caliente, Dulce pájaro de juventud, La noche de la Iguana, entre otras, que han sido llevadas al cine e interpretadas magistralmente por actores y actrices de gran calado.  

CLAUDIA TRUZZOLI
14 de mayo 2014 

miércoles, 14 de mayo de 2014

ESPERANZA A TODA COSTA





 ESPERANZA A TODA COSTA

A los agoreros,
los que vaticinan hundimientos,
los aguafiestas,
los que atentan contra la alegría,
los pesimistas inconsolables,
los de la botella medio vacía,
los destroyers,
los kamikases de la ilusión
que secuestran a Alicia
en el país de las pesadillas.
Para todos ellos
me gustaría poder transformar
los pronósticos nefastos
en certidumbres bienaventuradas.
Para todos ellos
me gustaría poder conjurar
las catástrofes y los derrumbes
que ellos vaticinan
rescatando la nobleza tímida
que se esconde avergonzada
frente al avance de la sinrazón
y la impostura canalla.
Pero aún navegando solitaria
en un mar contracorriente,
insisto en recordar
contra el poderoso cinismo cotidiano,
que la obstinación de la hierba
en crecimiento es capaz
de abrirse paso entre las grietas
más apretadas del asfalto.

CLAUDIA TRUZZOLI
20 de febrero 2012

PREGUNTA INQUIETANTE



 PREGUNTA INQUIETANTE

Apasionada dices ser,
cuidadosa, agrego yo,
acogedora como un brasero
en noches de invierno.
Hablas más con tus ojos,
con tus gestos, con tus manos
donde la prudencia cede al tacto
lo que no concede a las palabras.
Por lo que me haces sentir
cuando me abrazas
no dejo de pensarte
con un amor lejano y tierno,
aunque mi alma lastimada
se previene al no saber
si soy para ti algo más
que una pregunta
inquietante y atractiva,
ocasión de aprender
del amor con semejantes
perdida la esperanza
de un amigo que te ame.
A mi en cambio me hace falta
por contraste
lo que evoca tu perfume...
por eso callo tanto,
¿por eso me retienes?
 
CLAUDIA TRUZZOLI
9  abril 2003
 

sábado, 10 de mayo de 2014

COMENTARIO DE TEATRO: DIRECCION DESCONOCIDA


DIRECCIÓN DESCONOCIDA


Brillante obra teatral cuya autora, Kathrine Kressmann Taylor nos muestra de una manera sorprendente y desgarradora, como el ser humano es capaz de transformarse mostrando lo peor de sí mismo si las circunstancias lo empujan a ello. El argumento se basa en la gran amistad que unía a dos hombres, Martin y Max, que además de ser muy buenos amigos son socios de un negocio de pinturas en San Francisco, California. Martín, de descendencia alemana, un librepensador, vuelve a Alemania en 1932, época en la que se inician los movimientos políticos que darán lugar al surgimiento del nazismo. Max, que es un judío rico, se queda en Estados Unidos para hacerse cargo del negocio. Pero ambos deciden seguirse comunicando mediante las cartas en las que comparten noticias del negocio, de sus familias y los asuntos políticos de sus países. Gracias a ellas sabemos de la frescura y calidez de la amistad que los unía, pero progresivamente asistimos atónitos al progresivo y  destructivo deterioro de ese vínculo. Dan vida a los personajes Lluis Homar en el papel de Martín Schulse y Eduard Fernández en el papel de Max Eisenstein.

En Alemania, agobiada por una inflación económica que dejaba al país sin esperanza, consecuencia de las excesivas deudas que el Tratado de Versalles le impuso por su derrota en la segunda guerra mundial, surge un líder con una gran capacidad oratoria que trasmite ilusión, fuerza, una creencia orgullosa de pertenecer a una raza privilegiada, factores que aglutinados, hicieron posible el nacimiento del nazismo. Asistimos a la evidencia de la seducción creciente que los ideales hitlerianos ejercen sobre Martín, que se refleja progresivamente en las cartas a su amigo, quien no sale de su sorpresa de ver como su amigo que siempre se consideró un liberal, se adhiere a los principios despóticos e irracionales de Hitler. Max es judío y preocupado le pide a su amigo que lo tranquilice por las noticias que llegan a Estados Unidos acerca de la persecución, las limitaciones y las prohibiciones que afectan a los judíos en Alemania. Su amigo al principio lo desmiente pero progresivamente empieza a justificar esos hechos hasta el punto de llegar en cartas posteriores a decirle que los judíos son una lacra que hay que exterminar y que si bien, tal vez sea doloroso, -lo que se llamaría eufemísticamente daños colaterales en un lenguaje actual-, no hay que perder de vista el objetivo final, que es lograr devolver al ser alemás el orgullo perdido y el resurgir de su nación. Esa transformación de Martín va acompañada en escena de un cambio de estilo corporal y de vestuario. En sus cartas también le habla a su amigo del ascenso social que tienen tanto él como su familia gracias a los contactos con personalidades del entorno nazi. De una informalidad relajada pasa progresivamente a una manera más formal de vestir y a una mayor rigidez corporal. Tan cruel es el cambio que llega a decirle a su amigo que él lo quiso siempre no por ser judío sino a pesar de serlo. Max no puede creer que sea su amigo quien habla y le escribe diciéndole que está seguro de que algún tipo de censura hace que él hable en esos términos, Le pide que si es así, solo le diga “si” en su próxima carta. Sin embargo, su amigo le contesta “no” seguido de justificaciones que avalan su nueva manera de pensar. Max está destrozado, pero ejecuta sutilmente su  venganza, porque si él creía que había censura, lo que le pide, deja en evidencia frente a los censores, el vículo que los unía. A medida que van empeorando las circunstancias para los judíos en Alemania, una hermana de Max, que es actriz, tiene que escapar de una función donde actuaba porque alguien del público la desenmascaró como judía y ella con orgullo no lo desmintió. Max le pide a su amigo  que la proteja en nombre del cariño que lo unía a su hermana, dado que en otra época Martín y ella habían tenido una relación íntima –secreta, porque Martín era casado-. Max supone que ella al escapar de Alemania va a ir a Viena a casa de Martín, suposición que resultó cierta, pero cuando ella se presenta en su casa, había una reunión  de las fuerzas de asalto cercanas al lugar y Martín le pide que se vaya. Cuando huye, la descubren y la matan. Hecho que le comunica a Max con toda crueldad. Éste limita su intercambio con su amigo a la comunicación de los beneficios económicos de las ventas de las obras de arte del negocio que compartían. Pero las circunstancias cambian para Martín. Poco a poco van perdiendo los privilegios que tenían tanto él como su familia y se lo ve en escena derrotado y rencoroso con Max a quien culpa de su caída en desgracia por las cartas que le ha enviado y lo más sorprendente es que le dice que cómo ha podido hacerle eso siendo su amigo. Ciego de poder como estaba, olvida que despreció a Max por algo que jamás hubiera podido cambiar, su condición de judío y la muerte de su hermana a quien no protegió por no arriesgarse él a perder sus privilegios.
Lo sobrecogedor de esta obra, más allá del drama humano particular que se representa  en ella, es la pregunta que nos surge cuando vemos hasta qué punto es capaz de transformarse un ser humano cuando cae preso de ideales de omnipotencia tales como los que el nazismo propiciaba con sus mensajes orgullos de pertenecer a una raza superior, -lo que justificaba sus políticas raciales de prohibición de uniones con judíos-, y su matanza posterior en los campos de la muerte. La pregunta es como es posible que seres inteligentes, librepensadores, bajo circunstancias determinadas degraden el ideal del yo hasta el punto de colocarse en el yo ideal omnipotente del narcisismo infantil, mientras otros bajo las mismas circunstancias mantienen su dignidad y la responsabilidad hacia sus propios actos. Esta última elección es una opción ética que necesita una gran dosis de coraje. Recuerdo a propósito de estas reflexiones un comentario de Hanna Arendt acerca del juicio de Eichmann en Jerusalem, “comprender no es perdonar”. Y razón tiene. Cada uno es responsable de sus elecciones. 

CLAUDIA TRUZZOLI
10 de mayo 2014